TURANDOT La vitalidad de la música de Puccini y el encanto de sus melodías hacen que esta ópera sea una de las más apreciadas y representadas en todo este mundo.

20 septiembre 2008

ANDREA CHÉNIER UMBERTO GIORDANO

ANDREA CHÉNIER
UMBERTO GIORDANO ( 1867-1948)Libro de Giuseppe Illica
REPARTO
Andrea Chénier..Tenor
Carlo Gérard..Barítono
Madeleine de Coigny..Soprano
La Bersi..Mediosoprano
Condesa de Coigny..Mediosoprano
Madelon..Mediosoprano
Roucher..Bajo
El Sans-Culotte Mathieu...Bajo
Un Incroyable..Tenor
Schmidt, carcelero en San Lazzaro..Tenor
El Mayordomo, sirviente de la Condesa..Bajo
Dumas..Bajo
Damas, caballeros, músicos, sirvientes, soldados..Coro
SINOPSIS
Los sucesivos actos de esta ópera transcurren, el primero en el invernadero del Castillo de los condes de Coigny, situado en las inmediaciones de París; el segundo frente a la terrase des Hottot; el tercero en la sala del tribunal revolucionario y el cuarto en el patio de la prisión de San Lázaro.

ACTO PRIMERO
En el castillo de los Condes de Coigny, en cuyo salón de invierno va a realizarse una recepción, y a las órdenes del petulante mayordomo. Miembros de la nutrida servidumbre, cargados con toda clase de enseres, incluso pesados muebles, alisa el invernadero para la fiesta inminente. Gérard que viste su librea, coopera en el traslado del voluminoso sofá. A despecho de su humilde condición, el joven Charles Gérard, empapado ya de la doctrina revolucionaria,
_ no olvidemos que todo esto ocurre durante el invierno de 1789_ acaricia en secreto en llegar a convertirse algún día en el absoluto dueño de Madeleine, la joven y bella hija de los condes y heredera de sus posesiones y su fortuna.Comienzan a llegar los invitados, que el mayordomo anuncia proclamando sus nombres a medida que ingresan al ámbito de la fiesta. Uno de ellos llega acompañado por dos amigos que presenta a la condesa: Fiando Fiorenelli, caballero italiano y músico, y Andrea Chénier, que hace versos…y promete mucho.La condesa se aproxima a Chénier y le pregunta si su musa ha enmudecido. “Es una terca _responde el poeta_ y sólo callar desea”. “Vuestra musa es por lo visto la Melancolía”, concluye la dama, y en seguida reclama discretamente ante Fléville por la escasa cortesía del poeta. Madeleine se propone quebrar el hielo y anuncia a sus amigas que lo hará recitar algún verso. Poniendo en juego su femenina coquetería, logra saltar al instante la lengua del poeta, quien asegura que la poesía es tan caprichosa como el amor. Al oir esa palabra, la joven aristócrata no titubea en burlarse de su huésped, asegurándole _en medio de risas generales que esa misma palabra se la habían dicho poco antes, esa misma tarde, y sin necesidad de musa, varios presentes.Herido en lo más intimo por aquella actitud, Chénier comienza una lírica improvisación sobre el cuestionado tema del amor. Mas al que ahora se refiere es amor a la patria. Y enardecido por sus propias palabras, habla el poeta a los escandalizados presentes. Y en medio de tanta miseria, se pregunta ¡que es lo que hace la patricia prole!Sólo en los ojos de Madeleine ha creído ver un atisbo de piadosos sentimientos, pero luego sus palabras le dolieron en el medio del pecho.Concluido su apasionado discurso Chénier abandona el castillo, y luego de un momento de indecisión La Condesa invita a bailar a sus invitados.Cuando se disponen a continuar la fiesta, danzando, se ve nuevamente interrumpida por la aparición de una multitud de hambrientos, la cual, introducida por Gérard, clama justicia. La indignación de todos es enorme. La Condesa increpa y despide a Gérard, quien responde con insolencia y se quita la librea.Los sirvientes y lacayos expulsan a la plebe intrusa. La Condesa se desmaya de disgusto y vergüenza, pero al reponerse pide excusas a sus invitados y ruega que continúe alegremente la fiesta, olvidando los ingratos incidentes ocurridos.
ACTO SEGUNDO
Han transcurrido cinco años, y vemos un paseo de París en pleno Terror. La antigua Terraza de los Bernardinos, que se extiende a orillas del Sena. A la izquierda el café Hottot; a la derecha el espectador, un altar cícico dedicado a Mrat, que sostiene su busto rodeado de cintas y flores marchitas. Más lejos se allcanza a divisar el Paseo de la Reina, unida con el primer plano, a traves del Sena, por el puente Peronnet. Chénier ocupa una mesa del café; en otra conversa discretamente Incroyable con la mulata Bersi, mientras Mathieu, a quien llaman ahora Pupulus, libra de polvo con su pañuelo el busto de Marat.Chénier convertido decididamente ahora en poeta revolucionario, esta intrigado por una serie de cartas anónimas recibidas en rápidas sucesión.Por su parte, el “Incroyable” (“Increíble”, le llamaban así, durante el sangriento periodo revolucionario, a unos antecesores de los jóvenes que se se vestían de estrafalaria manera y eran casi siempre delatores al servicio del Tribunal Revolucionario) vigila astutamente a Bersi en quien intuye la emisaria de alguna aristócrata que envía misivas a Chénier, puedto que a pesar de sus avanzadas ideas, éste no se libra de las sospechas del poder público.Roucher se aproxima un instante al poeta para prevenirlo acerca del peligro que corre, ofreciéndole un pasaporte. Pero Chénier se rehusa a huir de París, mientras no logre conocer a la misteriosa remitente de esas misivas.
ACTO TERCERO
En una sección del Comité de Salud Pública, Mathieu, con poco éxito, arenga al pueblo para que entregue fondos y recursos a fin de que la patria pueda defenderse de la guerra declarada por los extranjeros y por los franceses realistas. La reemplaza Gérard, ya sano, quien con mejor fortuna logra despertar el entusiasmo abundando los donativos. La vieja ciega Madelón ofrece a su hijo para el ejército.Entra el "incroyable" y dice a Gérard que Chénier ha sido apresado y se halla en Luxemburgo. Lo induce a que firme una acusación contra el poeta, y Gérard, que herido fue generoso y quiso salvar la vida de Chénier, lo acusa ahora falsamente de traidor a la República. Parte el espía con la acusación y llega Madeleine desolada, implorando clemencia a Gérard para salvar a su amado.El que fue criado de la joven aristócrata, declara entonces la antigua pasión que siente por ella. Madeleine sufriendo horrible angustia, concluye afirmando que daría su cuerpo y aún su vida por salvar al poeta. Gérard se conmueve, al fin, arrepintiéndose de su infame acusación y promete interceder en favor del detenido. Llega la plebe, que viene a presenciar los juicios. Entran también los jurados, el acusador y los procesados, a quienes no se permite la defensa.Solamente a Chénier se le concede la palabra e impresiona al pueblo en su favor aceptando escuchar a los testigos. Gérard se presenta, declarando que acusó falsamente y al desdecirse se le supone comprado y farsante. No convence y, finalmente, el tribunal condena a muerte a todos los procesados.
ACTO CUARTO
En la prisión, Chénier escribe sus últimos poemas sobre una mesa improvisada, una simple tabla atravesada sobre sus rodillas. Le acompaña su fiel amigo Roucher, a quien el carcelero comunica una vez mas a retirarse. Una nueva propina hará posible prolongar el privilegio de esa postrera entrevista con el amigo dilecto, a quien induce con pasión a leerle sus últimos versos. Chénier, que acaba de completar el poema (hasta aquí, la escena podría ser rigurosamente histórica, puesto que Chénier escribió en sus últimos momentos en la cárcel, sus más hermosos versos) lo declama en voz alta. Es el que comienza con las palabras “Como un hermoso día de mayo, que con un beso de la brisa y la caricia de los últimos rayos…” En la ópera es una melodiosa romanza, en la cual Chénier se despide expresivamente de su trágica existencia dedicando a la Poesía de sus versos postreros. El dolor de Reuher es inmenso, y a duras penas logra despedirse.Llama a Madeleine que en efecto está allí; viene a morir con su amado y pide sustituir a una de las condenadas a muerte, una joven madre: Lidia Legrée, tomando su identidad. Entrega sus últimas joyas al carcelero, quien se presta a satisfacer aquel deseo de la infortunada doncella.Madeleine y Gérard se despiden afectuosamente; éste, muy conmovido, no puede ocultar su admiración por la conducta de su ex ama: “¡Oh Madeleine!...Tú transformas la muerte en la más envidiable de las suertes…”Los amantes de ha reunido al fin, y nada podrá ya separarlos hasta que cumplan uno junto a otro ese último trayecto de la carreta que ha de llevarlos hasta la guillotina, hacia donde marchan dando vitores a la muerte liberadora.

Nota: Ilustración y fuente.
Cuadernillo de la ópera ANDREA CHÉNIER en disco. Grabado en el Teatro De La Ópera De Roma.
Links relacionados:
Aria La mamma morta_interpretada por Maria Callas_
http://es.youtube.com/watch?v=N7kPHMpuLxc
Escena de la película Piladelpia
http://es.youtube.com/watch?v=9OyKKZ9r78s

5 comentarios:

SOL dijo...

Muy interesante conocer esta ópera por completo.
Me acordaba de la escena de Philadelphia, pero no sabía de Andrea Chenier como poeta.
La sigo visitando estimada princesa.

Adriana dijo...

Hola Diego
Asi es, la vida de André Chénier inspiró a Umberto Giordano esta ópera, así como otras se han basado en clásicos.
Quise compartirla con los amigos del blog, porque veníamos hablando sobre literatura.
Así que aquí una combinación perfecta: ópera, historia y poesía.-
besos y gracias por pasar.
Adri.-

Candela dijo...

Excelente tu presentación sobre Andrea Chénier. Si abreviaturas ni resúmenes. Imperdible cada acto por su detalle.
Lo mismo tengo que decir sobre el trabajo que hiciste con Turandot, Puccini, Callas.
Destacado el lugar que se le da a la música en este blog.
La música debe dejar de ser algo elitista.
La música es algo a través de lo cual se puede aprender mucho de la vida, sobre el mundo, sobre religiones, sensualidad, filosofía, literatura.
No es caprichosa tu idea de publicar Andrea Chénier, o acaso no está relacionada con la literatura.
¿Estoy diciendo un disparate?
Mis respetos y felicitaciones.

Marion de Saint George

Unknown dijo...

Esta ópera italiana parece tenerlo todo, veo en Chenier un poeta revolucionario y magnánimo, en la búsqueda de los valores mas altivos, la debilidad de la carne en Gerard y luego el arrepentimiento, el amor sin limites de Magdalena, y en medio de este triangulo amoroso, la situación política de la Francia revolucionada.-
Puedo sentir la mezcla de pasiones en la obra, cuanto me gustaría poder escucharla, tenores, barítonos, sopranos, coros, violines, contrabajos, arpas y esta historia deben ser una combinación perfecta, espero algún día tener la fortuna de disfrutarla.-
Supe que han bautizado un asteroide descubierto en 1977 con el nombre de este poeta, a veces los encargados de darle nombre a estas estrellas fugaces aciertan en el blanco.-
Yo pensaba que la ópera era solo para gente de la clase alta, que equivocación tan grande, menos mal que el destino me puso adelante a Adria para hacerme cada día un poquito menos ignorante.-

Adriana dijo...

Marion
Comparto su concepto y agrego que hay que hacer un cambio radical sobre la enseñanza de la música para su supervivencia en nuestra cultura.
Bienvenida a mi blog,espero verla seguido por aquí..
Un beso


Ariel.
Que análisis tan completo hiciste sobre Andréa Chénier. De verdad que es un volcán de pasiones esta ópera.
De ninguna manera es para gente de clase alta. Yo he tenido la suerte de que en mi casa se escuchaba ópera,y siendo curiosa quería saber sobre los argumentos, así es como pude empezar a apreciarla, a partir de las historias.
El ejemplo mas práctico está en esa escena tan emocionante de la película de Piladelpia, cuando Andrew le pregunta a Joe si le gusta la ópera y Joe al principio se asusta.¡No! no entiendo nada de ópera le dice…
Luego, al escuchar el aria La mamma morta interpretado por Maria Callas termina en lágrimas.
La historia del asteroide la conocí el fin de semana cuando busqué información sobre el poeta André Chénier en wikipedia. Siempre se incorpora algo nuevo, y eso es bárbaro.
Un beso grande.
Adri.-