Hay mucha gente con opiniones en la televisión, en la radio, en los diarios, pero lo intelectual es un vino caro que hay que cultivar para que madure, lo cual significa tomarse tiempo para pensar. En una sociedad saturada de información, en la que se supone que todo el mundo tiene que tener una respuesta rápida a todo, hay que pensar demasiado rápido. Parece que hay que tener una opinión demasiada rápida para cualquier cosa. Yo tengo muchas opiniones sobre muchas cosas, pero no se me ocurre hacerlas públicas. Sería absolutamente banal....
Fuente: Fragmento reportaje Revista XXI veinti uno, marzo 1999
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